Y por fin el ombligo del mundo, el Cusco, la ciudad construida encima de la ciudad, el lugar donde se ilustra de forma más contundente la colonización española sobre el mundo inca. Por todas sus calles podemos contemplar casonas, iglesias, conventos…construidos encima de los gruesos muros de las antiguas edificaciones incas, y como máximo ejemplo, encontramos la iglesia-convento de Santo Domingo, erigido encima del espectacular palacio de Qoricancha, residencia de los sucesivos emperadores que gobernaron el imperio inca.
Por azar nos quedamos en un hotel (Villa San Blas) del barrio más de moda, San Blas, de calles estrechísimas e inclinadas ubicado en un cerrito y que conecta rápidamente con el centro histórico. Era un lugar tranquilo y de los pocos donde prestaban la cocina, por lo que ya no nos movimos en toda nuestra larga estadía en el Cusco. Desde la habitación veíamos los tejados de la ciudad a través de una pequeña ventana y en el comedor había unas “vistas” excelentes.
Naturalmente nos hartamos de andar las calles de la ciudad y de visitar sus iglesias y museos, aparte de absorber todo lo que la ciudad nos aportó en esos días, como por ejemplo los preparativos de la fiesta del Inti Raymi (solsticio de verano) y la campaña electoral para la segunda vuelta de las elecciones a la presidencia del Perú, que enfrentaba a Ollanta Humala (vencedor) y a Keiko Fujimori.
A pesar de ser una meca del turismo, el Cusco tiene sus rincones plácidos cuando te alejas del centro y te sumerges por las callejuelas menos transitadas de la ciudad. Y desde cualquier lugar, los campanarios de las iglesias emergiendo sobre las tejas mohosas de las viejas casonas,
y reposo, y bullicio, e historia y leyendas fundidos, como todo en el Cusco. Como la Última Cena, el cuadro más conocido de la catedral, donde sobre la mesa no se sirve el sempiterno pan sino un cuy asado, una de las comidas regionales más conocidas.
Que por supuesto comimos en una de las zonas de cuyerías más típicas de los alrededores de Cusco.
Que por supuesto comimos en una de las zonas de cuyerías más típicas de los alrededores de Cusco.
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